Premiaron al Marconetti

La puesta en valor del edificio donde ahora funciona el Liceo Municipal fue el único galardonado por la Argentina. Organizada por el gobierno de España, el encuentro realizado en Paraguay sumó en esta edición unos 1000 proyectos. “Es un reconocimiento a la recuperación del patrimonio arquitectónico que dejamos como legado a la ciudad”, dijo el intendente José Corral.

Entre unos 1.000 proyectos de 16 países, la refuncionalización del Molino Marconetti – Liceo Municipal Antonio Fuentes del Arco fue galardonada como una de las 17 obras ganadoras de la XI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU), que se celebró en Asunción, Paraguay. Se trata de la única de Argentina, y comparte el grupo en la categoría Panorama de Obras, junto a proyectos de Brasil, Chile, Ecuador, España, México, Paraguay, Perú, Portugal, Uruguay y Venezuela.
“Es un orgullo y una satisfacción recibir este reconocimiento internacional, de personalidades destacadas de la arquitectura y el urbanismo, que premian este proyecto que volvió a darle vida a un edificio emblemático de la ciudad, como es el Molino Marconetti”, destacó el intendente José Corral. “Más allá de esta obra puntual, de alguna manera es el reconocimiento a todo el trabajo que hemos realizado en estos años para poner en valor y jerarquizar nuestro patrimonio arquitectónico, como la Estación Belgrano, el Mercado Norte, La Redonda, El Molino Franchino, que son el legado que dejamos a la ciudad”, afirmó.
En particular, sobre la obra del Molino, valoró el proyecto “de nuestro gran equipo de arquitectos” para la recuperación del edificio, pero “para hacer un uso en las mejores condiciones arquitectónicas y según las necesidades actuales. Como la Escuela de Arte del Liceo, que como parte de la preparación artística, no solo da herramientas para la expresión de lo que sentimos, sino también para los oficios del futuro, vinculados a la comunicación, la cultura y la economía del conocimiento”, argumentó José Corral.
La bienal recoge la mejor arquitectura de los 22 países que conforman Iberoamérica en las categorías Panorama de Obras, Publicaciones, Textos de investigación, Trabajos académicos y Habitando Iberoamérica. De un un total de 997 proyectos presentados, en una primera instancia resultaron seleccionados 210. Luego, un jurado internacional pre-seleccionó 32 proyectos finalistas, para finalmente el pasado 7 de octubre, dar a conocer a los 17 ganadores. Entre las obras finalistas predominan los espacios colectivos: equipamientos públicos, centros culturales, docentes o recreativos; aunque también han resultado destacadas residencias así como rehabilitaciones.

Reconocimiento

El subsecretario de Obras de Arquitectura, Martín González, señaló que “todo premio es alentador y bienvenido porque se reconoce el esfuerzo y el trabajo en particular. Pero en el caso del Molino, es un reconocimiento doble, porque por un lado es la rehabilitación de un edificio patrimonial -que también fue premiado por la intervención en el patrimonio- y por otro por la temática, porque es una obra que está vinculada a lo educativo y cultural, lo cual se debe resaltar y valorar”.
Asimismo, destacó el hecho de haber quedado seleccionado en una primera instancia dentro de un amplio panorama de obras de arquitectura, y luego premiada como la obra de referencia de Argentina. “El jurado y los curadores han valorado la intervención en un edificio patrimonial, además de aspectos vinculados al habitar y el habitante. Como premio, este es el de mayor prestigio, porque la Bienal es organizada por el gobierno de España y pertenece a una red de bienales que se hace en todo el mundo”, sostuvo.
Martín González, puso de relieve que el reconocimiento “viene de la mano de una política y un trayecto de recuperación de edificios patrimoniales, que arranca con la significativa puesta en valor de la Estación Belgrano, el Mercado Norte, el Mercado Progreso; todos lugares que antes estaban destinados al abandono y eran depósitos de materiales en desuso. Hoy son espacios que están refuncionalizados, con distintas temáticas que cobran vida a partir de los usos. Allí radica la importancia real de estos proyectos, no el edificio en sí, sino lo que contienen esos edificios, vinculados a aspectos sociales, culturales, educativos, y de uso ciudadano. Son espacios que hoy tienen vida y se convierten en foco de referencia”, subrayó.

El proyecto

Junto a las primeras líneas y los bocetos para llegar al proyecto final se concretó una etapa de investigación que incluyó “un relevamiento muy preciso de la planimetría histórica para entender cuál era la lógica constructiva original del edificio”, enunció Martín González. “Así, la intervención nace respetando los principios de aquellos que lo diseñaron y construyeron, para a partir de ahí tomar decisiones proyectuales que permiten soluciones que conjugan las nuevas funciones -distintas- del Liceo Municipal con aquellas del Molino”.
En esa línea, relató que los primeros trabajos de recuperación estuvieron vinculados a limpieza y demolición de todos los agregados que no era originales del Molino. “Luego se realizaron tareas para rescatar la caja muraria ladrillera, para resaltar ese aspecto tan particular del Molino, al igual que la estructura metálica interna de la nave, tan imponente. Algo que fue muy seductor al momento del proyecto”. Finalmente, llegó el momento de la adecuación del espacio interno, para lo cual “respetando esa huella original del edificio, se fueron definiendo las actividad programáticas, alojando una escuela por nivel: Danza, Música, Artes plásticas, y de Estética infantil”.
Vale recordar que además, se alojan algunas funciones comunes del futuro Centro Metropolitano de Arte, como ser el espacio de la nave central como área de exposiciones y espectáculos, el área de gobierno del Centro, una sala experimental, y una cantina. En total, y en su estado final de desarrollo, el edificio del Molino Marconetti acumulará una superficie de 4.700 m2.

Proyecto y obra

El edificio del ex-Molino Marconetti, hoy el Liceo Municipal Antonio Fuentes del Arco, se ubica en un predio de aproximadamente dos hectáreas, dentro de la zona portuaria de la ciudad de Santa Fe, un área que a partir de la obsolescencia de las infraestructuras ferro-portuarias, se ha convertido en el sector de mayor crecimiento y desarrollo de la ciudad. La construcción del edificio data de los años 1920 y 1921, y representa una clara muestra de la arquitectura industrial de la época.
El proyecto de jerarquización y refuncionalización del emblemático edilicio incluyó, a grandes rasgos, la recuperación de la caja muraria, el reemplazo de cubierta, la restauración de las aberturas, cerramientos exteriores, y estructura metálica de columnas, vigas y cabriadas originales. En el sector de los silos, además del entrepisado, se proyectó la horadación de las paredes exteriores por medio de cribados de mampuestos, para generar las aperturas de ventilación, iluminación, y visuales, manteniendo desde el exterior la textura y pureza de los volúmenes cilíndricos que conforman los mismos.
A partir de la refuncionalización de la estructura del antiguo Molino, se generaron una sucesión de distintos espacios flexibles que se superponen y avanzan sobre el espacio de la nave central, teniendo en cuenta el requerimiento de superficie de cada área, generando bandejas con dobles, triples y cuádruples alturas que potencian la espacialidad existente.

XI BIAU

La Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) es una iniciativa del Gobierno de España, consolidada como una de las referencias fundamentales para conocer la situación actual y prospectiva de la arquitectura y del urbanismo en la comunidad iberoamericana. Su actividades básicas giran en torno al reconocimiento de trayectorias profesionales y de obras significativas de arquitectura; a resaltar las mejores publicaciones del sector; a premiar los trabajos de investigación más sobresalientes o las mejores ideas de arquitectos y estudiantes de arquitectura a través de concursos en la red.
El jurado estuvo presidido por Gloria Cabral y Solano Benítez (Asunción), y formado por Gabriela Carrillo y Mauricio Rocha (Ciudad de México), Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse (Lima), Josep Ferrando (Barcelona), Carlos Quintáns (La Coruña), Nicolás Campodónico (Rosario), Carla Juaçaba (Rio de Janeiro), Javier Corvalán (Asunción), y por los comisarios de la XI BIAU Ana Román y Arturo Franco.