Expertos se refirieron sobre el valor del m2 en dólares que subió en promedio un 30% en dos años, pero el ladrillo se mantiene como un verdadero refugio de la inversión.
La inflación, un flagelo que persiste desde hace un buen tiempo en nuestro país, golpea con bastante fuerza sobre los costos de los materiales de construcción de viviendas. Pero los expertos del sector que desarrolla y construye unidades afirman que sigue siendo oportuno mantener la confianza en el ladrillo.
De hecho, actualmente en Buenos Aires hay un boom constructivo, con más de 40.000 viviendas en obras en distintos barrios, se destacan Palermo, Villa Devoto, Colegiales, el Paseo del Bajo (entre San Telmo y Puerto Madero), Caballito y Barracas, entre otros.
Hay cierta preocupación porque el Índice de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) registró un aumento del 7,9% en noviembre y acumuló un ascenso de más del 90% en los primeros 11 meses de 2022.
Y aunque las distintas cámaras y empresas del sector sostienen que los aumentos impactaron en muchos productos, los costos en dólares por metro cuadrado siguen haciendo ventajoso construir, refaccionar o ampliar viviendas.
Se calcula que el valor del m2 está en USD 750 un 30% más caro que al inicio de la pandemia cuando oscilaba en USD 580 en promedio, y había descendido en un piso histórico al compararse con 2017 en donde el m2 llegó a costar hasta USD 1.500 en viviendas estándar.
Alejandro Ginevra, del GNV Group, compañía que construye en Puerto Madero, dijo que “si bien subió el costo de construcción en comparación con hace dos años, siempre el ladrillo será quien defienda mejor lo invertido. Hay que tener en cuenta que otros activos como títulos financieros, plazos fijos, criptomonedas, entre otras inversiones son volátiles y de mucho riesgo. No aconsejo a invertir en ellos”.
Hoy se están edificando edificios para distintos bolsillos y en varios trazados porteños. Y muchos apuestan por las obras de pozo en donde hacen buen anticipo y pagan cuotas en pesos hasta la posesión del inmueble que se termina dolarizando.
Quien compre una propiedad aun en obras o por empezar, como aquel que decide ampliar o reformar su casa siempre obtendrá buena rentabilidad y jamás perderá, aunque hoy los inmuebles hayan descendido su valor, pero en dólares. En pesos subieron, por ejemplo, una vivienda que sale USD 100.000 demanda desembolsar 37 millones de pesos”, señaló.
Sobre los materiales que más subieron también se encuentran el PVC, la perfilería de acero) y los productos que se utilizan para instalación de agua y gas, que también ascendieron con fuerza.
“En una época donde la construcción se posiciona como refugio de valor, aprovechar los costos actuales y acopiar materiales para ganarle a la inflación es fundamental para ahorrar. Se trata de una inversión que contribuirá en la disminución de gastos futuros y se puede ahorrar hasta un 20 o 30% según los casos”, dijo María del Mar Danuzzo, encargada de Arquitectura Comercial Familia Bercomat.
Ventajoso y controlar números
Se considera que confiar en el ladrillo sigue siendo ventajoso, porque el valor del m2 de construcción sigue dando un margen aceptable respecto del m2 de venta. “Se sabe que la necesidad habitacional es muy grande, existe mucha demanda sin atender en diferentes segmentos de la comunidad; esto hace que la obra nueva mantenga su nivel de actividad ya que los precios de la materia prima son en pesos y el producto terminado es en dólares. Esto como mínimo representa un resguardo de valor para los inversores”, subrayó Matías Vinelli de la Inmobiliaria Vinelli.
Otros expertos del sector inmobiliario confirmaron que para las empresas cambió la manera de edificar viviendas. La inflación hace que haya que ser minucioso en qué gastar y cómo hacerlo.
Ginevra, recomendó: “hay que trazar muy bien la ecuación antes de arrancar la obra y mientras avanza debe afinarse muy bien el lápiz. Hace más de 10 años atrás las desarrolladoras confiaban en las constructoras toda la evolución del edificio; hoy cambió, porque hay que contratar al yesero, por un lado, los que hacen las instalaciones de electricidad, agua o gas por separado, los que hacen el hormigonado aparte. En definitiva, hay que mirar muy bien los números para no errar porque el margen de error se acotó y una mal accionar previo puede ocasionar grandes problemas económicos a futuro”.
El Gobierno porteño autorizó más de 4 millones de m2 desde fines de 2020, lo que representan más de 200.000 viviendas a estrenar entre fines de 2023 y de 2025. Por lo cual habrá un gran volumen de viviendas que ingresaran al sector.
También hay esperanzas en el Blanqueo para el sinceramiento de dinero no declarado. Y ya se estiman que ingresaron más de 50.000 millones de pesos, y que la gente apostó en la compra de viviendas de 2 y 3 ambientes, sobre todo.
Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), dijo que “pareciera que el Gobierno nacional está apostando mucho a la herramienta de los blanqueos, en un sentido amplio. Empezó por la construcción, luego por la compra de inmuebles usados (recientemente reglamentada) y ahora se espera otro más amplio aún de la mano del intercambio de información bancaria con Estados Unidos”.
Pero hay gran esperanza en el sector para luego de abril, que haya mayor dinamismo de operaciones y que, además, aunque los costos siguen en alza, sigue siendo un buen refugio destinar el dinero en el ladrillo.
Raúl Martín Presa, constructor de la zona de Chacarita y Colegiales, concluyó que, aunque hubo que ajustar algunos valores, los departamentos de pozo son los que menos cayeron. “Eso demuestra que la construcción, aun con alta inflación, otorga más beneficios que desventajas. Quien compre en pozo generalmente ingresa con valores de m2 más bajos que un departamento terminado y al finalizar el emprendimiento estos pueden incrementarse hasta en un 30 por ciento”.
FUENTE: https://www.grupoconstruya.com.ar/notas/Informes_Detalles?CCTN=6898&CINF=684