Frank Ghery es tal vez el arquitectto más popular del mundo y hoy cumple 90 años. De origen canadiense pero formado en los Estados Unidos, ha proyectado museos, auditorios, rascacielos, hoteles y otras diversas tipologías. Pero sus edificios se han caracterizado siempre por exhibir un lenguaje arquitectónico personalísimo e inconfundible.
El turismo arquitectónico es habitual entre los arquitectos, que a menudo organizan sus viajes para conocer determinadas obras in situ. Lo es menos entre los profanos en la materia. Pero hay excepciones. Por ejemplo, los viajes motivados por los edificios de Frank Gehry. ¿Cuántas personas han ido a Bilbao con el propósito de conocer el museo Guggenheim que allí diseñó? Esta es su obra más conocida, pero no la única que merece visita. Para celebrar su cumpleaños sugerimos aquí una lista de propuestas de viaje con una obra de este autor como objetivo.
Casa en Santa Mónica. Los Ángeles (1978) Esta obra confirmó a Gehry como el jefe de filas de la vanguardia arquitectónica norteamericana. Su estrategia consistió en “envolver” una casa preexistente en Santa Mónica (Los Ángeles), usando materiales baratos, como chapa metálica, madera contrachapada y tela de gallinero, hasta conseguir una volumetría deconstructivista muy distinta de la original. Una obra personal, casi un manifiesto, de humilde presupuesto y enorme proyección global.
Vitra Design Museum. Weil am Rhein (1989) Hasta el Guggenheim, Gehry fue un arquitecto con más fama que obras de peso. Una de las primeras fue esta en el campus arquitectónico de la firma Vitra, que reúne en Weil am Rhein (sur de Alemania) edificios de los principales arquitectos contemporáneos. El de Gehry presenta sus típicas formas descompuestas, pero esta vez con discretos colores que le dan un aire de maqueta de cartón.
Casa danzante. Praga (1996) La arquitectura es por definición un arte estático, pero la tentación dinámica ha asaltado a más de un arquitecto. También a Gehry, que en Praga construyó la llamada casa danzante, un edificio de siete plantas cuyas dos torres –en especial una de ellas- situadas en la esquina evocan de manera muy literal el movimiento de una bailarina.
Pez. Barcelona (1992) Gehry considera que la forma del pez es perfecta. Sus líneas curvas, sometidas a continuas torsiones, le fascinan y ha experimentado con ellas desde hace tiempo. Ha hecho con ellas lámparas. Y, desde los años 80, hizo esculturas con sus hechuras, una de ellas de grandes dimensiones en Kobe (Japón). En 1992, coincidiendo con los Juegos Olímpicos, construyó una gran escultura, revestida deescamas cobrizas en Barcelona, entre el mar y la Villa Olímpica.
Museo Guggenheim. Bilbao (1997) La obra más famosa de Gehry es el Museo Guggenheim abierto en 1997. Antes de su inauguración, la capital vizcaína era una ciudad gris en crisis estructural. Después de su apertura se convirtió en un exitoso paradigma del sector terciario. Gehry lo consiguió diseñando un torbellino de formas revestidas de titanio que atrajo a visitantes de todo el mundo y contribuyó, cual metástasis positivas, a regenerar su entorno urbano.
Music Project Museum. Seattle (2000) Cuenta la leyenda que Gehry, tras recibir el encargo para proyectar esta obra, troceó varias guitarras eléctricas y armó con sus fragmentos las primeras maquetas del Museo de la Música en Seattle: un conjunto de volúmenes libérrimos y coloristas, que trata de capturar toda la energía del rock and roll.
Walt Disney Concert Hall. Los Ángeles (2003) Este auditorio, el cuarto de la ciudad californiana, se inauguró seis años después del Guggenheim bilbaíno, con el que guarda un inequívoco aire de familia, pero sus primeros bocetos son anteriores. Se distingue también por su cubierta visitable y por unos interiores cálidos. En sus inmediaciones, entre otros edificios, se levanta el MOCA diseñado por Arata Isozaki.
Hotel Marqués de Riscal. Elciego (2006) Gehry viajó con frecuencia a Bilbao mientras construía el Guggenheim, de manera que creía tener ya cubierto el cupo español cuando le propusieron construir un hotel junto a las bodegas Marqués de Riscal, en Elciego (Rioja). Fue preciso descorchar una botella de 1929, el año de su nacimiento, para convencerle. El resultado: un edificio con una fachada de formas retorcidas en la que brillan tres colores: el del vino, el de los capuchones plateados y el de las redecillas doradas de las botellas de esta marca.
8 Spruce Street. Nueva York (2011) Construir un rascacielos con personalidad propia en Nueva York no es tarea sencilla. Gehry lo consiguió con este edificio de 76 plantas en las inmediaciones del Ayuntamiento de la ciudad. Es una torre de piel plateada y ondulada, cuya caída se inspiró en la de las túnicas esculpidas por Bernini en sus obras de la iglesia de Santa Maria Della Vittoria, en Roma.
Biomuseo. Ciudad de Panamá (2014) Berta Isabel Aguilera, la esposa de Gehry, es panameña. Y panameña es su primera obra latinoamericana, el Biomuseo, situado en el canal, junto a su extremo del Pacífico. El elemento característico de esta obra es un gran vestíbulo al aire libre, cubierto por una marquesina multicolor, integrada por planchas rojas, amarillas, azules, naranjas, verdes.
Torre Luma. Arlés (2020) La última obra de Gehry –está previsto inaugurarla el año que viene- se inspira, como otras anteriores, en el trabajo de un creador plástico. En este caso, en la célebre “La noche estrellada”, de Van Gogh, pintada por el holandés en 1889 en el sanatorio de Saint Rémy, a una treintena de kilómetros de Arlés. La intención de Gehry era esta vez conseguir en la fachada de aluminio refulgente unos reflejos evocadores de los de las estrellas en la mencionada tela de Van Gogh.