Arata Isozaki ha sido elegido el ganador del Premio Pritzker 2019. Isozaki, quien se ha dedicado a la arquitectura desde la década de los 60, ha sido considerado un visionario arquitecto por su enfoque futurista global y sin miedo al momento de enfrentar un diseño. Con más de 100 obras construidas a su haber, Isozaki es también increíblemente prolífico e influyente entre sus pares contemporáneos. Isozaki es el 49° arquitecto y octavo japonés en recibir este honor.
El jurado del Premio Pritzker ha dicho respecto a Isozaki que “en su búsqueda por una arquitectura significativa, ha creado obras de gran calidad que hasta el día de hoy desafían la categorización, reflejando su constante evolución y se mantienen contemporáneas en su enfoque”.
“Siempre he sentido que lo más importante es encontrar una manera de escapar del marco o la conciencia estética con la que estoy agobiado”.
Nacido en 1931 en Oita, un pueblo en la isla japonesa de Kyushu, el ingreso de Isozaki a la arquitectura fue profundamente afectado por los eventos mundiales de la época. Isozaki tenía 12 años cuando Hiroshima y Nagasaki fueron diezmados en la Segunda Guerra Mundial; su pueblo de nacimiento desapareció durante la guerra. “Cuando era lo suficientemente grande como para comenzar un entendimiento del mundo, mi pueblo se quemó. Al cruzar la orilla, arrojaron la bomba atómica en Hiroshima, así que crecí en la zona cero. Estaba en completas ruinas y no había arquitectura, ni edificios ni siquiera una ciudad. Así que mi primera experiencia arquitectónica fue la ausencia de arquitectura y comencé a considerar cómo la gente podría reconstruir sus viviendas y ciudades”.
Isozaki llevó esta visión del mundo a la Universidad de Tokio, donde se graduó de la Facultad de Arquitectura e Ingeniería en 1954. Luego obtuvo un PhD en la misma facultad antes de comenzar su carrera en Arquitectura en la oficina de Kenzo Tange. Isozaki rápidamente se convirtió en el protegido de Tange, trabajando codo a codo con el ganador del Premio Pritzker 1987 antes de comenzar su propia oficina en 1963.
En ese momento, Japón estaba inmerso en un periodo de grandes cambios y de reinvención. Japón se había liberado de la ocupación aliada solo hace una década y el país aún se estaba recuperando de las consecuencias de la guerra mundial y la ocupación. “Para encontrar la más apropiada forma de resolver estos problemas, no podía encerrarme en un solo estilo”, dijo Isozaki. “El cambio significa constancia. Paradójicamente, esto se convirtió en mi propio estilo”.
“El cambio significa constancia. Paradójicamente, esto se convirtió en mi propio estilo”.
De hecho, los primeros trabajos de Isozaki son notables por su decidido enfoque futurista: en City in the Air, su plan maestro para Shinjuku. En su ideario, capas elevadas de edificios, viviendas y transporte flotarían sobre la ciudad antigua: una extrema respuesta al (en ese entonces) voraz ritmo de urbanización y modernización de Japón. Aunque el plan maestro nunca se construyó, estableció el tono de muchos de sus próximos proyectos y llevó a la creación de otros planes maestro para ciudades de todo el mundo.
El lenguaje formal que caracteriza la mayoría de las obras de Isozaki —una característica fusión de metabolismo y brutalismo— fue uno desarrollado en colaboración con su mentor Kenzo Tange, el arquitecto ampliamente considerado como el padre fundador del metabolismo japonés.
Originalmente llamado Burnt Ash School (la Escuela de Ceniza Quemada) a partir del entorno en el que surgió, el metabolismo fusionó ideas de crecimiento orgánico con la arquitectura de las megaestructuras futurísticas. Isozaki estuvo profundamente involucrado en el desarrollo y perpetuación del metabolismo, tal como se ve en proyectos como la Biblioteca Prefectural de Oita, la Secundaria Iwata Girls y numerosos proyectos para el Fukuoka City Bank.
Pero fue en 1970 que Isozaki saltó al reconocimiento global con el Festival Plaza para la EXPO70 —la primera feria internacional organizada por Japón. Isozaki luego trabajaría en proyectos como el Art Tower Mitor, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles y el Palau Sant Jordi en Barcelona.
“Las obras de Isozaki han sido descritas como heterogéneas y abarca descripciones que van desde lo vernacular hasta lo high tech“, dice el jurado del Premio Pritzker en el fallo del jurado. “Lo que es claro es que no ha seguido tendencias, sino que ha forjado su propio camino”, agrega.
Isozaki ha recibido numerosos premios en el transcurso de su carrera, incluyendo el Architecture Institute of Japan’s Annual Prize en 1974, la Medalla de Oro de la RIBA en 1986 y el American Institute of Architects’ Honor Award en 1992.
La ceremonia del Premio Pritzker 2019 se desarrollará en el Chateau de Versailles en Francia en mayo próximo y estará acompañado de una conferencia pública a cargo de Isozaki en París.
Fallo del Jurado
Arata Isozaki, nacido en Ōita, isla de Kyushu, Japón, es conocido como un arquitecto versátil, influyente e internacional. Al establecer su propia oficina en la década de 1960, Isozaki se convirtió en el primer arquitecto japonés en forjar una relación profunda y duradera entre Oriente y Occidente. Poseyendo un profundo conocimiento de la historia y la teoría arquitectónicas, y abrazando la vanguardia, nunca replicó el status quom sino que lo desafió. Y en su búsqueda por una arquitectura significativa, creó obras de gran calidad que, hasta el día de hoy, desafían las categorizaciones, reflejan su evolución constante y siempre tienen un enfoque fresco.
Durante los más de 50 años que Arata Isozaki ha estado diseñando, ha tenido un impacto en la arquitectura mundial, a través de sus obras, escritos, exposiciones, la organización de importantes conferencias y la participación en jurados de competencia.
Ha apoyado a muchos arquitectos jóvenes de todo el mundo para que tengan la oportunidad de realizar su potencial. En proyectos como el Fukuoka Nexus World Housing (1988-1991) o el programa Machi-no-Kao (“la cara de la ciudad”) de la Prefectura de Toyama, Japón (1991-1999), invitó a jóvenes arquitectos internacionales a desarrollar proyectos catalíticos en Japón.
Las obras de Isozaki han sido descritas como heterogéneas y abarca descripciones que van desde lo vernacular hasta lo high tech, Lo que es claro es que no ha seguido tendencias, sino que ha forjado su propio camino. Una exploración temprana de su visión para las ciudades se ve en el proyecto ‘Ciudad en el aire’ (City in the Air), a comienzos de la década de los 60, para una ciudad de múltiples capas que se cierne sobre la ciudad tradicional.
Sus primeros trabajos en su país natal, Japón, incluyen una obra maestra del brutalismo japonés, la Biblioteca Prefectural de Oita (1966). Proyectos como la Biblioteca Central de Kitakyushu (1974) y el Museo de Arte Moderno de la Prefectura de Gunma, inaugurados en 1974, revelan una exploración de una arquitectura más personal. En el museo, la clara geometría del cubo refleja su fascinación por el vacío y la cuadrícula, ya que busca alcanzar un equilibrio en el que mostrar obras de arte que cambian todo el tiempo.
El alcance y el repertorio de Arata Isozaki se han ampliado a lo largo de los años para incluir proyectos de muchas escalas y tipologías y en numerosos países. En Estados Unidos, Isozaki es probablemente el más conocido por diseñar el Museo de Arte Contemporáneo en Los Ángeles (1986) y el edificio del Team Disney en Florida (1991). Mientras el primero es un estudio de la bóveda o lo que él llama “la retórica del cilindro”, en el segundo se evidencia un uso más lúdico de las formas con un toque posmoderno.
Muchos conocen su trabajo a través de edificios tan significativos como el Palau Sant Jordi para los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona. Ha realizado trabajos ejemplares en China, como el Museo de Arte CAFA (Academia Central de Bellas Artes) de China, inaugurado en 2008 o el Centro Cultural de Shenzhen (2007) en Shenzhen, Guangdong.
Isozaki ha demostrado un extraordinario dinamismo en los últimos años con obras como el Centro de Convenciones de Qatar (2011), el Ark Nova (2013) diseñado con Anish Kapoor para las regiones de Japón afectadas por el terremoto y tsunami de 2011 y la poderosa, pero elegante Torre Allianz en Milán. Una vez más, es un testimonio de su capacidad para comprender el contexto en toda su complejidad y para crear un edificio notable, bien diseñado e inspirador que sea exitoso desde la escala de la ciudad hasta los espacios interiores.
Claramente, es una de las figuras más influyentes en la arquitectura mundial contemporánea en una búsqueda constante, sin miedo de cambiar y probar nuevas ideas. Su arquitectura se basa en una comprensión profunda, no solo de la arquitectura, sino también de la filosofía, la historia, la teoría y la cultura. Isozaki ha reunido a Oriente y Occidente, no a través de la mímica o como una universidad, sino a través de la forja de nuevos caminos. Isozaki ha dado un ejemplo de generosidad al apoyar a otros arquitectos y alentarlos en concursos o en trabajos colaborativos. Por todas estas razones, el Jurado del Premio Pritzker de Arquitectura ha elegido a Arata Isozaki como el laureado de esta edición 2019.
Fuente: https://www.plataformaarquitectura.cl