Un estudiante de diseño del Royal College of Art de Londres
una novedosa lámina compuesta por una serie de flores que se extienden o encojen en función del clima.
Chao Chen, un estudiante de diseño del Royal College of Art de Londres, ha encontrado la forma de llevar color -y algo más de vida- a los edificios después de un día lluvioso.Se trata de
una lámina compuesta por una serie de flores que se extienden o encojen en función del clima. Situada en la fachada de una vivienda, en los días soleados las flores adornan la pared, mientras que en épocas de lluvia, los pétalos de las flores se abren y extienden, cubriendo cada rincón del muro y mostrando un color claro – que será el que adorne la fachada del edificio mientras cae el chaparrón. Después de la tempestad, los pétalos vuelven a cerrarse y aparecen de nuevo las flores.Elaboradas a partir de nailon y con diferentes barnices, Chen asegura que no ha empleado nada de tecnología. Ni sensores ni mecanismos eléctricos para que las flores se abran y se cierren. Solo se ha fijado en los inventos de la madre naturaleza. En concreto, en
la táctica que usan las piñas para mantener a salvo sus semillas.Gracias a las fibras de madera que contiene el barniz, la capa barnizada absorbe más agua que el nailon y, al igual que la parte externa de la piña, se extiende mucho más que la capa de nailon. Cuando el agua se evapora, la capa barnizada vuelve a su estado original. “Por eso mi material
puede detectar el agua y abrirse y cerrarse sin ningún tipo de sensores
o estructuras complicadas”, asegura.