Con las temperaturas que se alcanzan en esta ciudad no demasiado rica en zonas verdes y envuelta en un nudo de carreteras que se extiende a lo largo de miles de kilómetros, el proyecto piloto puede dar un respiro a los viandantes que transitan por sus calles, y también a los propietarios de viviendas anexas a las zonas en las que se está aplicando este recubrimiento.
De hecho, los potenciales beneficios de esta iniciativa pasan por reducir el número de muertes que se producen en Los Ángeles a consecuencia de las altas temperaturas, así como por favorecer un descenso en el consumo de energía derivado de una menor necesidad de enchufar el aire acondicionado. Con estos avales, no extraña que se haya apostado por extender los resultados de la prueba piloto -esto es, del revestimiento en sí mismo- a una serie de calles seleccionadas en otros 14 condados de la ciudad.
Los Ángeles está sufriendo con especial crudeza los efectos del cambio climático, tal y como admiten sus autoridades. De ahí, esta iniciativa que arrancó el 20 de mayo con la aplicación de CoolSeal en Jordan Avenue, en el distrito 3 de la ciudad. La prueba, según informa el City of Los Angeles Burau of Street Services, arrojó resultados esperanzadores para plantar cara al efecto isla de calor.
El éxito de la innovadora idea radica, básicamente, en la capacidad del revestimiento empleado para minimizar la absorción de calor que, a lo largo del día, se produce sobre el asfalto convencional, así como sobre tejados y otras superficies haciendo que la vida en ciudades como Los Ángeles se convierta en un auténtico desafío cuando las temperaturas inician su escalada en los termómetros.
La iniciativa, que ha suscitado un gran interés, puede encontrar no obstante un importante escollo para extenderse a lo largo de la ciudad puesto que, según estimaciones difundidas por los medios de comunicación locales, el coste estimado para aplicar este revestimiento acendería a los 40.000 dólares por cada 1’6 kilómetros de carretera.