Las etiquetas de las botellas de cerveza generan un desecho abundante que se podría reutilizar. Dos investigadoras de la UTN experimentaron con ese residuo de la Cervecería Santa Fe para la fabricación de paneles. Podrían ser usados como placas de cielorraso o cerramientos interiores.Un equipo de trabajo del Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (Cecovi) de la UTN Santa Fe viene trabajando sobre un material elaborado a base de desechos industriales de etiquetas de botellas, para su posible uso como material de construcción.Después de más de dos años de estudios y ensayos de laboratorio, la licenciada en Química, Anabela Guilarducci, y la técnica Loreley Beltramini, bajo la dirección del Ing. Rudy Grether, lograron compatibilizar el residuo de las etiquetas de las botellas de cerveza -extraídas en el proceso de lavado- con pasta de cemento, con el fin de obtener placas, paneles o ladrillos.En el Cecovi, hay numerosos antecedentes de líneas de investigación tecnológica que experimentan con materiales destinados a construcción, obtenidos de la reutilización de diferentes desechos industriales. “Generalmente son las industrias las que acercan sus inquietudes al respecto a la universidad, aunque en este caso fue al revés”, comentó Guilarducci. El estudio comenzó a fines del 2012 a través de un convenio con la Cervecería Santa Fe (CCU) y la UTN Facultad Regional Santa Fe, a través del cual la universidad aportó su infraestructura de laboratorios y los recursos humanos técnico-científicos, mientras que la empresa puso los residuos y la información del proceso.“El desecho utilizado (las etiquetas) no es un residuo contaminante toxicológico y, en general, no hay mayores inconvenientes en depositarlo en el relleno sanitario. Pero como todo residuo tiene el costo económico de llevarlo hasta el lugar y ocupa lugar, lo que representa un costo ambiental para la ciudad porque el espacio en las celdas del relleno sanitario no es ilimitado”, dijeron las investigadoras. Potencial Para tener una idea de la magnitud de una eventual producción, elaborando paneles de 30 cm por 30 cm, por un centímetro de espesor -asimilables por ejemplo a placas de cielorraso comunes en el mercado-, se podrían elaborar 2 millones de unidades con los residuos de un semestre y de una sola línea de producción de la planta de CCU. Estos paneles son los que estuvieron bajo experimentación por parte de las investigadoras.“Si se tratara ahora de la eventual fabricación de paneles de 1,20 m por 2,40 m por 8 cm de espesor, aplicables como placas de cerramiento, por ejemplo, se podrían fabricar unas 8.000 unidades por semestre”, calculó Beltramini. Y subrayó que “la clave está en el volumen de residuo que se produce, que puede ser aprovechado casi todo”.El producto logrado podría usarse en “cerramientos interiores”, en forma de placas o de bloques, etapa sobre la cual hay que seguir investigando para definir aspectos operativos tales como sustentación, forma, etc., pero que probado ya en laboratorio, el material admite ser revocado con facilidad en sus caras. Además tendría como característica distintiva una buena aislación térmica porque, básicamente, es papel. Transformación El proceso tiene etapas, cada una de las cuales fue ajustándose durante el desarrollo de la investigación, midiendo y analizando el comportamiento de manera sistemática. Al residuo de las etiquetas en bruto, primero se lo seca y se lo muele en el laboratorio. Luego se lo mezcla con cemento y agua en cantidades estudiadas y ajustadas, generando en la mezcla una pasta que permite colocarla en el molde elegido.“Lo más importante fue lograr la dosificación óptima, la adecuada aglomeración del residuo con la pasta de cemento, procurando usar la cantidad justa y necesaria del mismo, puesto que el mayor o menor uso del cemento es lo que lo hará más o menos sustentable”, sostiene Guilarducci. “El producto logrado tiene un buen comportamiento en estado fresco, buena trabajabilidad. Esto significa que es fácil de manejar, se puede volcar en un molde sin dificultades. En estado endurecido tiene también un buen comportamiento mecánico porque adquiere una condición de resistencia adecuada para elaborar bloques medianos; tiene consistencia, no se desgrana y es estéticamente agradable”, agregó Beltramini.Sobre el material endurecido se realizaron pruebas de resistencia a la compresión, de exposición al fuego y al agua, logrando buenos resultados. “Superadas las etapas de laboratorio que arrojaron este resultado satisfactorio, queda seguir avanzando en la elaboración y diseño de los elementos constructivos propiamente dichos (a escala de planta piloto), aspecto que ya se está diagramando”, concluyeron las investigadoras.