Se inauguró el Lowline Lab, una nave industrial que imita las condiciones medioambienteles de una estación de tren subterránea abandonada donde se busca construir un parque iluminado indirectamente con luz natural. Desde fuera, los paneles solares sobre el tejado ya indican que el edificio al este de Manhattan no es una construcción de ladrillo cualquiera. Sobre la pared junto a la entrada se lee “Lowline Lab” en letras grande . Se trata de un antiguo mercado donde se reproducen las condiciones mediambientales del lugar donde se busca construir el Lowline, el primer parque subterráneo del mundo.
El nombre del proyecto (Lowline) tiene como referencia a la más espectacular apertura de espacio verde de la metrópolis en los últimos años: el “Highline”, unas vías ferroviarias elevadas al suroeste de Manhattan reconvertido en parque, que ha tenido un enorme éxito. Desde su inauguración en 2009, más de 20 millones de personas han paseado a lo largo de este parque, el barrio que lo rodea se ha revitalizado y las ciudades de todo el mundo han imitado el proyecto, manteniendo siempre las viejas vías del tren como elemento estético.
El “Lowline” busca sumarse a este tipo de iniciativas. Sus dos promotores, Dan Barasch y James Ramsey, han elegido para su proyecto una estación subterránea de tranvía en el barrio de moda Lower East Side. En 1948 la estación de tren cerró y está vacía desde entonces. “Se trata de un trozo de infraestructura industrial a la que parecía que no se le podía dar un buen uso, igual que el tren elevado del Highline”, declaró Robert Hammond, cofundador del “Highline”, al New York Times.
Los impulsores del “Lowline”, que anteriormente trabajaron en lugares como Google y la NASA, se toparon por casualidad con esta estación vacía, y tuvieron la idea de armar este parque subterráneo, se asesoraron con los creadores del “Highline” y ahora están impulsando este proyecto.
La luz solar que llegará al subsuelo entra por unos paneles con forma de cuenco diseñados por Ramsey. Desde allí se irradia al espacio a través de una instalación con forma de cúpula que se encuentra en el techo. De esta manera el parque subterráneo tendrá luz y calor todos los días del año desde el amanecer hasta el anochecer. Este artilugio tecnólogico es parte de la atracción. “Queremos asegurarnos que el Lowline tenga iluminación natural y no parezca un truco de “magia loco”, sino algo que puedan observar directamente las personas. Para nosotros es un importante hito científico”, asegura Barasch.