Frente a las distintas actividades que el Gobierno ha declarado como “esenciales” dentro de la emergencia sanitaria, no se entiende por qué la obra pública está incluida como tal y, por tanto, exenta del “aislamiento social preventivo y obligatorio”, y la obra privada no. Al menos la “autoconstrucción” podría estar habilitada, dado que, con el confinamiento, la personas tendrían tiempo para mejorar su hogar, una lógica que los sectores populares conocen muy bien. Y si existen los créditos y microcréditos anunciados por el Ejecutivo Nacional, ¿cómo podrían los beneficiarios de ellos hacer uso de los mismos, si la actividad no se encuentra habilitada dentro de la emergencia sanitaria?
Mientras tanto, en esta falsa dicotomía entre salud y economía, más de 200.000 puestos de trabajo directos de la UOCRA y otros miles de puestos de trabajadores indirectos resisten como una olla a presión, teniendo las empresas del sector que afrontar gastos sin poder generar ingresos.
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Lo cierto es que el sector de la construcción venía ya de un contexto muy recesivo y la pandemia termina siendo un empujón más hacia una parálisis total, como hace muchos años no se veía. Los números hablan de un 30% de caída en la producción de cemento. En juego tenemos cerca de 5 millones de metros cuadrados en obras paralizadas, que representan unos 2.500 millones de dólares de inversión que la Argentina, claramente, no puede desestimar.
Estamos frente a un sector que es el segundo generador de empleos de la economía. De acuerdo a lo que surge de la Encuesta Permanente de Hogares, puede extrapolarse que alrededor de 1, 5 millones de familias ven sus ingresos vinculados al sector de la construcción.
En cuanto a la obra pública en sí, si bien la misma está habilitada durante la cuarentena, lo cierto es que el 95% de la misma se encuentra frenada. Muchos trabajadores no quieren trabajar por miedo al contagio, especialmente en obras en espacios cerrados o en zonas urbanas. Hay jurisdicciones que, contrario a los que determina el DNU del Ejecutivo Nacional, no han habilitado la actividad. Hay municipios que no permiten la libre circulación. Existe falta de insumos porque las actividades relacionadas a la construcción no han sido categorizadas como esenciales (cemento, hierro, corralones, servicios, etc.). Además, se enfrentan serios atrasos en los pagos por ejecución de obras nacionales y provinciales.
Frente a ello, y tomando las comparaciones que el Presidente efectuara con cuadros y gráficos en su última cadena nacional, vemos que en Chile la situación es bien distinta. Primero porque no existe una cuarentena total, sino que la misma se dispone de manera parcial por comunas, de acuerdo a si las mismas reportan casos o no. Claramente, la capacidad de poder hacer testeos masivos es determinante para habilitar parcialmente el aislamiento y las actividades económicas, como así también tener información exacta y pública de la capacidad del sistema de salud.
Pero, fíjense que mediante protocolos bien rigurosos que resguardan la salud de la población, el gobierno chileno ha habilitado las obras en general, con el objetivo central de que las empresas constructoras y desarrolladoras inmobiliarias no quiebren. En declaraciones efectuadas a la prensa, un importante funcionario de la cartera de gobierno trasandino declaraba: “Si se deja que las empresas quiebren, además de lo terrible que es que aumenten muy fuerte las pérdidas de trabajo, el costo de volver a contratar una nueva empresa y retomar una obra que está en un 60% de avance sale mucho más caro que, por ejemplo, el 40% restante de una obra, porque tienen que volver a instalar faenas y los gastos generales son distintos. Entonces tiene todo el sentido del mundo que podamos haber desarrollado este paquete de medidas de modo de poder apoyar a las empresas”.
A su vez, el gobierno chileno también dispuso que modificará los programas de trabajos a empresas que lo soliciten (las famosas curvas de obra), a condición de que mantengan los contratos y salarios de los trabajadores. Para ello dispuso anticipar pagos a las constructoras con el fin de otorgar liquidez a las compañías que mantienen contratos vigentes. Este mecanismo de apoyo está sujeto al compromiso que las empresas mantengan los sueldos. Parece ser una medida más lógica, al menos para este sector, en vez de seguir prorrogando subsidios de desempleo a costa de una emisión sin respaldo. Los argentinos conocemos bien sus peligrosas consecuencias.
Asimismo, amén de la necesidad de financiamiento que tiene el sector y su planteo justo de incluir exenciones impositivas para incentivar la oferta (que el Congreso debiera tratar, y para ello tiene que poder sesionar), creo que hay que considerar especialmente a las Pymes del sector, con fuerte asiento en el interior del país. Verificando que las medidas de auxilio dispuestas estén efectivamente operativas y que las mismas no tengan que seguir solventando todos sus costos, si aún no han podido percibir los remedios de asistencia dispuestos por las distintas medidas anunciadas.
La cuarentena no puede durar por siempre, hay que buscar cómo ir recuperando ciertos sectores de la economía sin descuidar la salud de la población, que debe ser la prioridad para todos en este momento. Por ello, la presente tiene como fin acercar ideas que puedan ayudarnos a salir de esta crisis. La comparación con nuestros hermanos trasandinos no pretende generar polémica y ver quién lo hace mejor (como me expresó un funcionario del país vecino, la discusión es innecesaria). Sino, poner el foco en cómo compartimos los aprendizajes en esta crisis que tiene a toda la humanidad de rodillas.
A su vez, desde la oposición ya hemos manifestado que reconocemos que la gestión y el liderazgo la encabeza el Gobierno Nacional, y creo que Horacio Rodríguez Larreta ha dado muestras maduras y suficientes de cómo trabajar en conjunto, más allá de los espacios políticos que cada uno represente. Pero, en ese mismo sentido, es que también tenemos el compromiso con la ciudadanía de poder generar propuestas que, a nuestro entender, resulten superadoras.
Por: Iván Kerr
Fuente: Diario La Nación