Tesistas de Ingeniería de la UNC detectaron que el descenso de temperatura en edificios con cubiertas vegetales es de apenas 2%. Especialistas aseguran que el beneficio más importante es la retención hídrica. Desde julio del año pasado, la ciudad de Córdoba cuenta con una ordenanza que obliga, en algunas zonas, a instalar cubiertas vegetales en techos de edificios que cuentan con determinadas características. No obstante, esa normativa no se aplica porque aún no se reglamentó por parte del Departamento Ejecutivo.En ese marco, dos tesistas de la carrera de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba modelaron la instalación de un techo verde de acuerdo con las especificaciones de la ordenanza. Como resultado, obtuvieron que el impacto térmico en la estructura que lo recibió fue mínimo.No obstante, desde otros ámbitos se remarcó que el beneficio de las cubiertas vegetales es más importante en otra cuestión: la retención hídrica en épocas de lluvias.Pablo Escudero y Germán González Albarracín abordaron la temática y, guiados por el docente e ingeniero Francisco Freguglia, Rindieron su tesis el viernes pasado.“Como ingenieros, empezamos a poner en duda todo lo que se decía. Se decía que había mucho ahorro térmico, energético, en aire acondicionado. Muchos datos que circulaban y que nosotros cuestionamos, para ver qué tan cierto eran, cuenta Pablo.Seleccionaron un edificio de la Facultad y le aplicaron los modelos. La estructura elegida fue el Aula 500, un cuadrado de 20 metros de lado con un techo que tiene una superficie de 400 metros cuadrados. “Lo elegimos porque cumple con los requisitos de la ordenanza”, señala el joven.“Le hicimos el análisis térmico energético, que se hace para instalar un aire acondicionado. Eso se llama balance térmico”, agrega.Técnicamente, el balance térmico busca establecer, a través de un cálculo de cargas, la cantidad de energía que hay que suministrar o retirar de un local, mediante un sistema de calefacción o refrigeración, para mantener las condiciones térmicas de diseño (temperatura y humedad). El techo El balance se realiza a través de un programa en el que se cargan todas las características del edificio: materiales, aberturas, superficie, iluminación y ocupación, entre otros factores. Además, las condiciones climáticas de Córdoba.Y se simuló el impacto que tendría la instalación de una cubierta verde de 30 centímetros de espesor, junto con los sustratos e impermeabilizantes que utiliza.Luego se compararon los dos resultados. La primera cuestión que señalan es que el edificio recibe el 5,9 por ciento del calor a través del techo. Sólo a modo de comparación, a través de vidrios es el 8,7 por ciento y de las paredes, es el 9,7 por ciento. La mayor carga es por los usos y la cantidad de personas que recibe. “Entonces, la cubierta verde sólo puede disminuir el porcentaje del techo, no más. Desde el vamos, ya estás limitado”, remarcan los tesistas.“En el total, la reducción es del uno o dos por ciento. Esto se mide en watts. El techo verde le saca 2,6 por ciento, por lo que para refrigerar hay que comprar igual un aire acondicionado y por mes pagás la misma factura”, subrayan.Ahora, si se modela consiguiendo los requerimientos de la ordenanza, los resultados son menores: “Se aplica sólo el 40 por ciento de cobertura verde, que son 160 metros. Si tenés plantas nativas, reduce ese porcentaje, al igual si las plantas son altas. De los 400 metros, sólo obliga a poner 117 metros cuadrados. Y ahí, todos los beneficios que tiene, ese 2,6 por ciento, desaparecen”.Los tesistas coincidieron en señalar una cuestión que también apareció en el debate previo a la sanción de la ordenanza: los beneficios que se señalan no se basan en estudios realizados en Córdoba.La docente e investigadora de la Universidad Católica de Córdoba Lelia Imhof, indicó que no se debe tomar a la cuestión térmica como algo aislado, y que las cubiertas vegetales tienen otros beneficios.La primera cuestión tiene que ver con el efecto “isla de calor” que posee la ciudad.
Según estudios realizados, en el centro de Córdoba hay entre 5 y 6 grados más de temperatura que en la periferia. Según la investigadora, un solo edificio no va a provocar cambios, pero sí un conjunto de edificios.“Pero en Córdoba, el mayor impacto es la retención de agua. Por las condiciones semiáridas, llueve poco y concentrado, y hay grandes pérdidas en escorrentías y anegamientos en la ciudad”, detalló.En ese sentido, adelantó que se está avanzando en un estudio comparativo para medir ese impacto. En esta cuestión, para que haya un beneficio, tienen que ser varias las estructuras con cubiertas vegetales. Y finalmente, el otro punto positivo es el impacto sobre el dióxido de carbono que tienen las plantas.La superficie de las terrazas existente suma 6.504 m2.
Cantidad.
En la ciudad de Córdoba hay apenas 24 techos con cobertura vegetal. El 70 por ciento se encuentra en los sectores identificados como “zonas de islas de calor”.
Superficie.
Esas terrazas suman 6.504 metros cuadrados, el tamaño equivalente a una cancha de fútbol.
Relevamiento.
Corresponde a una publicación de la editorial de la Universidad Católica de Córdoba de finales del año pasado.