La devaluación puso a bancos y ahorristas en un compás de espera. ¿Cómo afecta el nuevo escenario a los que ya habían concretado una operación? Ante la feroz suba del dólar del 35% en agosto en medio de una respuesta contractiva del Banco Central de elevar la tasas de la economía, que ya estaban en niveles altos, al 60%, la pregunta de muchos es qué pasará con los que tomaron un crédito UVA.
La línea de hipotecarios atada la inflación fue la perla del sistema financiero en los últimos dos años y tanto bancos como ahorristas se entusiasmaron con ella. Es que con un componente de tasa fija bajo, que rondaba entre los 3% y el 8% en sus comienzos, y con la expectativa de una inflación a la baja, como prometía el ex banquero central Federico Sturzenegger, sumados a un contexto de dólar planchado, parecía ser la mejor opción para aquellos que no poseían una vivienda propia.Pero, desde comienzos de la corrida de abril este escenario fue mutando y ahora, con un dólar que coqueteó los $40 la semana pasada, las situación terminó de cambiar drásticamente.Es que por el salto del tipo de cambio se necesitan $ 1.500.000 más para comprar un dos ambientes en la Ciudad. El gap entre el poder de compra del salario, los montos máximos que otorgaban los bancos y los precios de las propiedades valuadas en dólares es tal que muchos dan a este instrumento por muerto, por lo menos, hasta que la situación macro consiga estabilizarse.Post corrida, los que se animaron a sacar un hipotecario UVA oscilan entre el alivio por haber podido comprar con un dólar a $ 17 una propiedad de un valor promedio de u$s 100.000 y el temor de que la inflación futura haga crecer la deuda de intereses y capital que todavía les resta por pagar. El plazo promedio de estos préstamos es de 20 años.
Cálculos preliminares Todavía es muy pronto para evaluar cuál será al de la devaluación del peso, ya que ni siquiera hay certezas de que el dólar haya alcanzado su punto de equilibrio. Pero ya se pueden hacer ciertos cálculos preliminares para conocer cuál será la situación de los tomadores de estos créditos en los próximos meses.Jorge Rozados, CEO de Reporte Inmobiliario, precisó: “Para el que tomó un crédito UVA en 2017 lo que quedó demostrado es que está totalmente desacoplado de la devaluación y aumento de tasas. La tasa fija será siendo la que pactó al momento de hacer la operación, que durante el año pasado se mantuvo entre 3,5% y 7%. Creo que estas personas terminaron siendo unos de los pocos ganadores de este lío”.
Rozados afinó el lápiz: “Quien tomó un préstamo UVA en mayo de 2017 para comprar un dos ambientes en la Ciudad de Buenos Aires, arrancó con una deuda en pesos del 80% de la propiedad, el monto máximo que financian los bancos, que en estos meses con la devaluación se licuó y ya representa en términos reales el 42% del máximo adeudado”, dijo y añadió: “Aquel que comenzó pagando una cuota, por ejemplo en el Banco Nación $ 6450 en mayo del año pasado, ahora paga aproximadamente unos $8924, lo que sigue representando a hoy un 15% más bajo que el alquiler promedio.En ese sentido, Fausto Spotorno, director de Orlando Ferreres, apuntó: “En el marco de una suba del tipo de cambio que no se traslada totalmente a precios, desde el punto de vista patrimonial, es un gran negocio del que tomó el crédito, porque el activo se ajusta por el valor de dólar y el pasivo por inflación. Sale ganando patrimonialmente, porque el patrimonio neto creció”.Es cierto que una inflación recalentada en los próximos meses puede ajustar más las cuentas de los tomadores de un crédito UVA. “El precio de la UVA se establece por la inflación pasada. Hoy se trabaja con la inflación de julio y marca el precio de la UVA al 15 de septiembre. Por esto, todavía falta el impacto de agosto y los meses siguientes. Solo en agosto se espera una inflación más cerca de 4%. Vamos a tener que seguir de cerca la evolución de los salarios”, afirmó el economista Christian Buteler.Otro de los factores que habrá tener seguir muy de cerca es el impacto de la recesión en el nivel de empleo, dado que el Gobierno estima una caída de la actividad de 2,4% para este año. “El riesgo más grande que enfrenta un tomador de UVA es perder el trabajo”, cerró Rozados.
Fuente: Diario El Cronista