Los bloques son en sí mismos un aislante hidrófugo, más resistentes que los comunes, y no emiten en su fabricación ninguna sustancia tóxica para el ambiente.Se trata de Pablo Blainq, un arquitecto santafesino oriundo de la localidad de Esperanza que tras conocer las tecnologías necesarias para llevar a cabo construcciones más ecológicas, se lanzó a probar suerte con el negocio.El creador de estos bloques afirma que son en sí mismos un aislante hidrófugo, es decir, evitan el paso de la humedad, por lo que no hay necesidad de incluir juntas y revoques; son más resistentes que los comunes; no emiten en su fabricación ninguna sustancia tóxica para el ambiente; y su precio por m2 es muy similar al de los ladrillos comunes.“Mi emprendimiento es el único planteado para una fabricación industrial de los ladrillos, lo que permite crear muchas unidades y poder construir sin problemas de escasez”, sostiene Pablo.